La UEFA Champions League es el torneo de clubes más prestigioso del mundo, pero el nuevo formato implementado en 2025 ha dejado una sensación de frustración entre jugadores, entrenadores, aficionados y expertos. Aunque la intención era mejorar la competitividad y hacer más atractivo el torneo, los resultados han sido diferentes a los esperados. A continuación, se detallan las razones por las que el nuevo formato de la Champions League 2025 ha sido un fracaso.
Perdió interés el formato de un solo grupo
Uno de los principales cambios en el formato de la Champions League 2025 fue la creación de un único grupo de 36 equipos, en lugar de las tradicionales fases de grupos con 8 grupos de 4 equipos. Aunque la idea inicial parecía innovadora, rápidamente se evidenció que esto diluía la emoción que generaban los partidos de fase de grupos anteriores. En el nuevo formato, los equipos juegan contra rivales que, en algunos casos, no son tan relevantes para sus aspiraciones, y la falta de confrontaciones directas entre clubes de élite disminuye el atractivo de los encuentros.
El hecho de que un solo grupo se convierta en una especie de "liguilla" extensa no genera la misma intensidad y rivalidad que antes. Los equipos no se sienten tan presionados para ganar cada partido, ya que el margen de error es mayor debido a la cantidad de partidos y la clasificación más accesible. Esto hizo que muchos partidos perdieran ese "empuje" que caracteriza a la Champions League.
Demasiado complicado de entender
Otra crítica frecuente al nuevo formato de la Champions League 2025 es que es extremadamente complicado de entender. La reestructuración de la fase de grupos y los criterios para avanzar a la siguiente fase se volvieron confusos incluso para los aficionados más expertos. Las complejidades del sistema de clasificación, el conteo de puntos, y la manera en que se determinan los enfrentamientos eliminatorios crearon un ambiente de incertidumbre sobre el futuro de los equipos.
El exceso de partidos, combinados con la dificultad para seguir las reglas y la clasificación, hizo que muchos seguidores se sintieran perdidos. Este tipo de cambios estructurales no solo afecta a la afición, sino que también desconcierta a los jugadores y entrenadores, quienes deben adaptarse a nuevas reglas y formatos sin saber exactamente qué esperar.
El "premio" de Liverpool por ser primero es jugar contra PSG en octavos
Una de las críticas más grandes fue la asignación de enfrentamientos en fases eliminatorias que no siguen una lógica de recompensa justa. Un claro ejemplo de esto es el caso de Liverpool, que terminó en la primera posición del nuevo formato de fase de grupos. Sin embargo, su recompensa fue enfrentarse a PSG en octavos de final, un rival de mucho peso y uno de los equipos más temidos de Europa.
Este tipo de situaciones revela que el nuevo sistema de clasificación y los cruces eliminatorios no están balanceados correctamente, lo que hace que un equipo que ha tenido un gran desempeño en la fase de grupos se vea penalizado con un enfrentamiento extremadamente difícil en las primeras rondas eliminatorias. En otras ediciones de la Champions, los primeros lugares de la fase de grupos se enfrentaban a equipos más accesibles, lo que les daba una ventaja justa.
Desgaste para la plantilla por la cantidad de juegos
El nuevo formato de la Champions League ha incrementado considerablemente el número de partidos, lo que ha generado un desgaste físico para los jugadores. En un calendario apretado con competiciones domésticas, Copas y otras ligas europeas, la Champions ahora exige una cantidad de juegos que, para muchos, resulta excesiva. Esto ha llevado a un mayor riesgo de lesiones y a la fatiga acumulada, lo que afecta directamente el rendimiento de los jugadores durante la temporada.
Además, este incremento de partidos ha sido una preocupación constante para los entrenadores, quienes deben gestionar las plantillas con un alto nivel de rotación para evitar que los jugadores lleguen agotados a momentos clave del torneo.
Los jugadores y DT se quejaron
Tanto los jugadores como los entrenadores se han quejado del nuevo formato debido a las exigencias físicas y mentales que implica. Muchos se han mostrado insatisfechos con el número de partidos y la dificultad de los enfrentamientos, que en ocasiones no corresponden con la lógica deportiva.
Además, la necesidad de adaptarse a un formato tan complejo ha generado confusión en el cuerpo técnico de los equipos, quienes se ven obligados a ajustar sus estrategias a un sistema que no favorece a los equipos con menos recursos.